Descubrir plantas endémicas no es cuestión de todos los días, descubrir una planta endémica que no esté relacionada con ninguna otra en el planeta es un hallazgo memorable que sacude a la comunidad científica mundial, esto pasó en el Refugio de Vida Silvestre Texiguat donde una planta única en todo el mundo fue descubierta, se dio por extinta y finalmente ha sido redescubierta.
Conozca de esta maravilla hondureña de la mano de Arturo Sosa quien nos cuenta la historia de este hallazgo en su columna Honduras Indómita y que reproducimos a continuación:
¿Ha estado Usted, amable lector o lectora, en el Refugio de Vida Silvestre Texiguat? ¿Alguna vez? Lo más probable es que no.
No se preocupe; en realidad, muy poca gente de Honduras lo ha hecho.
De hecho, el sitio es tan poco conocido que seguramente Usted nunca ha escuchado la historia de una de sus habitantes más célebres. Tan afamada en ciertos círculos que se le podría considerar una verdadera estrella mundial.
Pero empecemos por el principio, como debe de ser.
Foto de PROLANSATE
Texiguat está ubicada en la Cordillera Nombre de Dios, específicamente entre los municipios de Esparta, Arizona y La Masica del departamento de Atlántida; y los municipios de Olanchito y Yoro en el departamento de Yoro.
Este refugio es una área montañosa que abarca 47,000 hectáreas. No muy grande, comparada con otras áreas protegidas por Ley, pero si lo suficientemente abrupta en su geografía como para volverla casi inaccesible. Esto es un dato interesante ya que, tal vez por su geografía tan accidentada, no existen caminos ni infraestructura turística que permita la llegada de corrientes masivas turistas. Eso ha sido más que positivo.
Aquí reinan el jaguar, el tapir, la boa y las serpientes venenosas. Pero sin duda, la estrella de Texiguat, la celebridad que ha vuelto famoso en el mundo entera a este refugio de la vida silvestre es la Haptanthus hazlettii.
¿Perdón?
En 1980, el investigador botánico Don Hazlet descubrió un arbusto de “flores amarillo verde” a unos 5 kilómetros de la comunidad de Matarras, en el municipio de Arizona. El arbusto era totalmente desconocido para el especialista así que colectó algunas muestras para su clasificación. Solo que eso representó un problema mayúsculo que trascendió los años y las fronteras.
Fotos de Alexander Shipunov
Resulta ser que la Haptanthus es tan rara en su estructura física, que llevó cerca de nueve años poder hacer una primera clasificación científica. De hecho, fue una primera clasificación con muchas dudas porque se consideró que la planta era tan única que no había manera de clasificarla, sino creando solo para ella un nombre de especie, de género y de familia.
A la noticia de su descubrimiento, muchos investigadores corrieron a ver el sitio donde había sido encontrada la planta (entre ellos el mismo Hazlet que volvió una y otra vez,) con tan mala suerte que lo que encontraron fue, en vez de un espacio de bosque virgen, una parcela de tierra ya deforestada y lista para la siembra o el pastoreo de ganado. El arbusto había desaparecido.
A partir de ese momento y durante unos treinta años, numerosas expediciones se realizaron para tratar de encontrar otro u otros arbustos de la especie. Instituciones como la UNAH, National Geographic Society, la Universidad de Florida, la Universidad de Colorado y el Jardín Botánico Lancetilla realizaron esfuerzos inútiles y nunca se pudo volver a encontrar otro ejemplar. La Haptanthus fue considerada extinta.
En el año 2011, un par de investigadores rusos apoyados por el Instituto Botánico de San Petersburgo, finalmente, logró encontrar otro ejemplar. Con él se hicieron colectas para intentar hacer su correcta clasificación científica.
Ahora, gracias a los desarrollos tecnológicos en biología molecular, se sabe que la Haptanthus hazlettii es una planta tan rara que ella misma es una especie y un género y no hay otra igual. De hecho, solo existe en Texiguat y en ninguna otra parte del mundo.
Texiguat sigue allí y ahora se han encontrado más ejemplares de la planta en las cercanías de las comunidades de Los Olivos, Jimanito Nuevo, en el río La Sirena (comunidad de Mezapita) y en el camino que conduce a la comunidad de La Liberación.
Hay historias de Honduras que llevan años construyéndose. Historias que nunca nos llegan a los textos de primaria, a las clases de biología en el colegio, a los clases magistrales de universidad. Pero allí están.
Honduras sigue siendo por definición, profunda. Indómita. Nuestra.
Conozca más historias fascinantes de Honduras en el blog y página de facebook de Arturo Sosa
Estoy confundida tengo entendido que Texiguat queda en el departamento de El paraíso al sur de Honduras, o hay algún lugar con el mismo nombre en los departamentos de Yoro y Atlantida.
Observaciones. En primer lugar, Texíguat es una palabra llana que termina en consonante, que no es ni ‘n’ ni ‘s’, y por lo tanto, lleva tilde en la ‘i’.
En segundo lugar, los botánicos Aaron Goldberg, estadounidense asociado al herbario de la Institución Smithonian de Washington, y Cyril Nelson, hondureño asociado al herbario del Departamento de Biología de la UNAH, publicaron el nombre científico de Haptanthus hazlettii en 1989 en el volumen 14, número 1, de la revista Systematic Botany, en honor al descubridor de la planta, el Dr. Donald Hazlett, antiguo miembro del Cuerpo de Paz en Honduras y exdirector del Jardín Botánico de Lancetilla.
En tercer lugar, en 2001 Cyril Nelson publicó una familia especial para la planta, y la llamó Haptanthaceae (Haptantáceas), en el volumen 42, número 1, de la revista Ceiba de la Escuela Agrícola Panamericana de El Zamorano. Sin embargo, los estudios moleculares a los que hace alusión el reportaje, han conducido a la conclusión de que la familia Haptanthaceae es sinónimo de las Buxaceae (Buxáceas), una familia de plantas que todavía no se había encontrado en el país.
En cuarto lugar, todavía no se le conoce el fruto a esta interesantísima planta, la que es considerada primitiva por su inflorescencia.