En toda nuestra geografía existen diversos contrastes de pueblos, esto debido al origen histórico y a las culturas presentes, cada lugar cuenta con su atractivo pero dentro de todos los pueblos, son los de tradición minera los que despiertan el mayor interés de los artistas, pueblos situados en laderas y montañas donde una calle en linea recta es casi inexistente.
La riqueza mineral de Honduras ha sido famosa desde el tiempo de la colonia, enormes betas de minerales preciosos fueron el origen de la formación de pueblos que algunos de ellos se transformaron en ciudades y otros parece que el tiempo se ha detenido en ellos.
Los departamentos de Francisco Morazán y El Paraíso son probablemente los que tienen la mayor cantidad de pueblos de esta categoría, topografías irregulares que crean espacios de belleza única, donde las casas de abobe y los techos de teja se interponen entre lo verde del contorno y las flores silvestres de temporada.
Otro de los lugares preferidos se encuentra a escasos 20 minutos de Tegucigalpa, un pueblo hermoso llamado Santa Lucía cuya temperatura es fresca en todo el año y de noche el frio y a la niebla invitan a un café.
Otro lugar encantador es San Antonio de Oriente, pueblo minero que fue inmortalizado por el primer pintor primitivista de América Antonio Velásquez
Yuscarán en el departamento de El Paraíso, fue el sitio con las minas más prosperas en el oriente de Honduras
Belén Gualcho es un pueblo localizado en el departamento de Ocotepeque, al occidente del país, este lugar tiene una peculiaridad y es que cuenta con la única iglesia en el país que tiene tres cúpulas en una misma nave
Esta es una pequeña muestra del encanto de los pueblos mineros de Honduras y por supuesto que faltan muchos más…
Y Tegucigalpa es uno de ellos…
Foto de Portada de Josue Avila - Santa Lucía