Honduras es un país bello en su conjunto, pero hay ciertas zonas del país las que tienen atributos suficientes para ser llamados “Paraísos en la Tierra”, expresiones que se quedan cortas ante la realidad, una de esas zonas es la de Tela y sus alrededores.
Y es que hablar de Tela no se circunscribe a la ciudad puerto que lleva ese nombre, es una amplia zona donde por cualquier dirección que se mire, existe una maravilla por conocer, si tomamos como epicentro a la ciudad, estamos hablando de una comunidad multi étnica donde los descendientes de los indígenas hondureños, los mezclados con los europeos, los garífunas y personas de todo el mundo viven en absoluta cordialidad y paz, una ciudad que es bañada por el Mar Caribe cuyas aguas cristalinas y amplias playas de arena blanca son catalogadas como una de las mejores del territorio continental hondureño y de toda Centroamérica, una ciudad con historia antigua que se deriva de la primera comunidad española fundada en toda la plataforma continental americana y cuyo asiento original fue en un sitio llamado “El Triunfo de La Cruz”, un pasado moderno lleno de progreso y cambios sociales cuando las compañías bananeras tuvieron su mayor hegemonía y convirtieron a Honduras en el principal exportador de bananos de todo el mundo, una ciudad con sabor, donde la gastronomía garífuna es la reina de la mesa, en fin, una ciudad hermosa que con solo eso bastaría para un excelente sitio de vacaciones, pero Tela tiene mucho más que eso…
Tela tiene el condimento perfecto y es su gente, y que decir de caminar por sus calles y playas y encontrarse con personas que venden riquísimos derivados del coco, pan, tabletas de dulce y el coco mismo recién cortado, escuchar a lo lejos el retumbar de los tambores y el sonar de los caracoles y encontrarse con un grupo de garífunas tocando su música y bailando al son de un ritmo contagioso que estremece, experiencias culturales al aire libre que en minutos le harán sentirse parte de la comunidad y de una cultura ancestral.
Ver hacia el mar y darse cuenta que justo frente a la ciudad se encuentra una de las dos únicas maravillas de todo el Mar Caribe, uno de los dos únicos arrecifes vírgenes y cuyo nombre es Banco Capiro; un lugar donde el daño del hombre y el cambio climático han hecho una pausa ya que la cobertura de coral vivo es de un 70% cuando en el resto de arrecifes del Caribe apenas alcanza un 19% como promedio, solo imagine que en el arrecife Capiro por cada metro que avance usted encontrará mas de tres veces lo que podría encontrar en cualquier otro arrecife del Caribe, solo es de imaginar lo bello que es…
Justo antes de entrar a la ciudad se encuentra Lancetilla, el jardín botánico tropical más grande de América, un centro de investigación establecido a principios del siglo XX y donde se pueden encontrar cualquier cantidad de especies de plantas del mundo las que son visitadas por mas de 500 especies de aves diferentes las que son atraídas por la increíble variedad de frutos y flores, un espectáculo natural y sitio de expansión de cultivos ya que a través de Lancetilla, Centroamérica ahora disfruta de frutas que antes solo se conocían y cosechaban en Asia, África y otras partes del mundo.
Partiendo hacia el oeste, otro espectáculo natural, una intrincada red de lagunas y canales que se aglutinan al final en la Laguna de Los Micos, sitio llamado así porque en los bosques de las riveras viven colonias de monos aulladores los que con sus aullidos le hacen sentir su presencia, cuerpos de agua dulce rodeados de bosques de mangle y de hoja ancha, peces, nutrias, aves y todo tipo de seres que le harán sentir como en una de esas expediciones de aventureros en la jungla; y luego de frente al mar, tener la oportunidad de estar sobre una estrecha franja de arena que separa el mar de la laguna, un lugar idílico poblado por la comunidad Garífuna de Miami.
Y para cerrar con broche de oro por la parte oeste se encuentra el Parque Nacional Jeannette Kawas, un deleite para los amantes de la naturaleza y adonde solo se puede llegar vía marítima, solo se toma un bote desde las playas de Tela y la aventura comienza, cientos de aves le reciben en los farallones, soledad y tranquilidad por doquier, aguas cristalinas y playas inhóspitas de arena blanca, una joya de la naturaleza reservada para la humanidad.
Pero si cree que eso es suficiente, aun hay más…
Al extremo este de la bahía de Tela se encuentra Punta Izopo, una reserva donde las guaras rojas vuelan libremente junto con muchas otras especies de aves multicolores, una extensión de tierra que se adentra en el mar y donde los minutos no bastarán para saciarse de su belleza.
Muchos por siempre han creído que Tela es solo la ciudad, ahora se dan cuenta de lo mucho que les falta por conocer y disfrutar…
Hermoso
Soy hondureña
Pero radico en mexico desde hace 50 años,Tela era en ese emtonces el puerto por donde sslia el banano,mis hermanos y cuñados eran empleados de la TELARRCO.